Monday, August 27, 2007

Fuegos artificiales



En 16 años que tuve con mi esposo, nunca pudo quitarme el sosten sin mi ayuda, empecé a usar los del clip al frente para hacérselo mas fácil. Pero Tony solo uso dos dedos de su mano para deshacerme el gancho sin siquiera verlo. Me quito la blusa negra que llevaba y saco el sostén de mis brazos. Abrió el cierre de mis shorts y los empujo hasta mis pies. Quiso desabotonarse la camisa pero yo lo paré.
-¡No! Le agarre su mano… ¡Quiero hacerlo yo!
Había siso siempre una fantasía mía desnudar a un hombre, algo que nunca llegaba a pasar entre esposo y yo porque él no era dado a ningún tipo de juegos como esos... su pregunta siempre era ¿para qué? Algo que me quitaba las ganas de todo. Tony se sentó de nuevo sin moverse. Su mirada escudriñando cada paso, cada rincón mió
Empecé a desabotonar su camisa y tocar cada pedacito de piel que salía mientras yo rodaba la tela sobre su cuerpo. Le subí y saque la camiseta. Fue en ese momento que me di cuenta que estaba enfermo, enfermo de emoción porque su piel estaba hirviendo como hierve la carne cuando se tiene una fiebre muy, muy alta.
- !Estas tan caliente! ¿Estas enfermo? Le pregunte mirándolo a los ojos
- No, para nada.
Me arrodille frente a el y el se recostó mas del sofá. Desabotone sus pantalones y le baje el cierre. El se saco los zapatos con lo pies y los pantalones terminaron arrugados en el suelo con unos jalones suaves míos. Le quite una media.
-¿las medias también? Se sonrió
-¡si! Es de lo mas unsexi quedarse con ellas, le dije sentada en el suelo con una mirada informativa y picara mientras le quitaba la otra media. El me devolvió con una amplia sonrisa.
Bese su pie que también tenia una piel suave y acaricie la parte inferior de su pierna. Lo miré y en ese momento robé una mirada a su vientre. Llevaba un bikini azul marino que casi no podía contener lo que traía adentro, creo que en ese momento mis ojos debieron ponerse del tamaño de fuertes (pero los reales, de los del 1950). Besé su rodilla y la parte interior de su muslo y seguí subiendo. La morbosidad me mataba…no podía aguantarme llegar hasta allí y vérselo de una vez, pero trate de contenerme y seguí subiendo lentamente hasta que mi cara estuvo enfrente de sus Jockeys. Pause, y entonces me desvié hasta su pecho y bese allí esta vez bajando hacia el vientre. No era peludo, y eso me gustó, sin embargo había una línea delgada de vellos que empezaba en su obligo y se ampliaba mientras mas abajo estaba. Baje hasta allí, lo desnude completamente. Y confirme como en otras ocasiones que no me había mentido para nada en sus proporciones. Y no solo era de buena proporción si no que también era de muy buena consistencia. Mi boca estaba de lo más deleitada y embelezada con ella. No se cuanto tiempo pase allí, no fue un rato muy largo pero tampoco fue corto, eventualmente conseguí lo que quería y pude saborearlo. Cuando levante la mirada para ver su expresión, lo vi. con los ojos cerrados, los labios abiertos y vi como prácticamente mi amante se desmayaba hacia un lado del sofá. Bese su vientre de nuevo yéndome por el caminito que hacían sus vellos hacia arriba y abrió los ojos.
-¡Uff!- me miro- Casi me desmayo. ¡Uff!
Yo le sonreí sentándome a su lado. Se quedo allí como si la vida se le hubiese ido, pero no pasaron mas de unos segundos, cuando el voltio su cara hacia mi.
- Me toca a mí- Me dijo.
Me tomo por la cintura y me recostó del brazo del futon. Bajo el bikini de encaje blanco y se enterró entre mis piernas. Yo estaba de lo mejor, lo hacia excelentemente y me estaba volviendo loca de deseo. El estaba listo nuevamente, podía sentirlo rozandome. Jale sus hombros y ceso de sus caricias orales.
- Ven, le dije.
Subió hasta que su cara estuvo frente a la mía. Puse mis manos en sus caderas. No hablamos más.
(¿Puedo?) Me preguntó sin decir una sola palabra. Me pareció muy tierno y amable que pausara para pedirme permiso.
(Sí) Sin abrir mi boca porque eran nuestras mentes las que estaban comunicándose entre si en ese momento, las palabras sobraban.

Después de esa primera vez, entonces pareció como si el mundo hubiese entrado en nuestras mentes y pudimos hablar de ellas sin parar el resto de la tarde. Pasamos tres horas juntos. Fueron tres horas de incredulidad, le pregunte si había tomado un viagra porque se recuperaba tan rápido. De ver como el podía pararse detrás de mi y colocarse entre mis piernas y verle la punta salir por delante de mi cuerpo. De sentir a una persona que no estuviese muriéndose con una temperatura tan alta. De su piel tan divinamente, ricamente, deliciosamente suave. De cómo me gustaba ver la diferencia entre el color de su piel canela y la mía prácticamente blanca. Fue una tarde de fuegos artificiales en nuestras mentes y corazones.
- ¡Eres… bella! me dijo acariciando mis mejillas
Yo jugaba con el caminito de vellos en su vientre. Y se lo bese.
- Tengo que irme pronto, tengo que parar en el Outlet. Puedo usar tu ducha.
- Claro, Se paro y me guió de la mano.
Nos bañamos juntos y lo hicimos una vez mas en la ducha aunque para ese momento todos mis tejidos gritaban que necesitaban descanso.
- Ahora tendré que ducharme de nuevo. Dije irónicamente como si me hubiese molestado, pero mi felicidad me traiciono y supo que solo lo decía en broma

Corrí como loca a casa donde mi esposo esperaba molesto, reviviendo en mi mente cada momento de la locura que había pasado. No había sido un sueño, no. Había sucedido, le había sido infiel a mi esposo, y me sentía en el cielo.
Aquella tarde de algo que es tan negativo, para la iglesia, para las parejas, para la sociedad. Había sido la mejor tarde de mi vida. Por tanto tiempo lleve por dentro el recuerdo de mi primera experiencia sexual, tan ruda y negativa, sintiéndome culpable por no poder haberla evitado. Arrepintiéndome de no haberme entregado a mi novio en Venezuela para por lo menos haber tenido el gusto de hacerlo con alguien que me quería y respetaba de verdad. Había sido una experiencia que trataba de hundir en lo más profundo de mi memoria y yo la odiaba. Esa tarde en aquel apartamento, apago el recuerdo amargo y no importo que yo ya tuviera 16 años de casada y casi veinte de ser activamente sexual. Esa tarde para mí fue, MI primera vez, como siempre la soñé, como siempre me imagine que seria con esa persona especial. No puedo evitar las lágrimas aun ahora que me trae pensar en la belleza, el cariño y la pasión que sentí esa tarde. Como podría arrepentirme de sentir estas cosas, ¿como podría? ¡Jamás

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